Sor Lucía, vidente de Fátima, vivió como religiosa en España. Fue durante esta etapa cuando la Virgen se le volvió a aparecer, junto al Niño Jesús. En aquellos encuentros le insistieron en hacer pública la devoción de los cinco primeros sábados de mes para reparar el Inmaculado Corazón de María.
Después de ser testigo junto a sus primos Jacinta y Francisco de las apariciones en Fátima (Portugal), Sor Lucía ingresó en el noviciado de las Hermanas Doroteas en Pontevedra (España). Allí asistió a varias apariciones de la Virgen y el Niño Jesús, que comenzaron el 10 de diciembre de 1925, en su habitación.