20 de junio de 2011 / 09:38 AM
En su discurso a los jóvenes de San Marino ayer por la tarde, el Papa Benedicto XVI resaltó que solo en Cristo, en la adhesión de la propia vida a Él, se encuentran las respuestas fundamentales de la vida, del corazón humano que siempre tiene hambre de infinito.
En el encuentro con los jóvenes en la Plaza Vittorio Emanuele, y tras las palabras del Obispo de San Marino-Montefeltro, Mons. Luigi Negri, y el saludo de un joven, el Papa reflexionó sobre la parábola del joven rico que le pregunta al Señor "Maestro bueno, ¿qué debo hacer para heredar la vida eterna? Tal vez hoy no diríamos así, pero el sentido de la pregunta es precisamente: ¿qué debo hacer, cómo debo vivir para vivir de verdad, para encontrar la vida?".
"Precisamente –prosiguió– examinándonos sinceramente y con valentía intuimos la belleza, pero también la precariedad de la vida y sentimos una insatisfacción, una inquietud que nada puede colmar. Al final todas las promesas son a menudo insuficientes".