30 de septiembre de 2007 / 08:24 AM
El Papa Benedicto XVI recordó que la ayuda a los hermanos comienza con cada uno de nosotros, por lo que es tarea de los cristianos "difundir la lógica y el estilo de la auténtica solidaridad", durante el rezo del Ángelus dominical esta mañana en su residencia en Castelgandolfo.
En su habitual alocución previa a la oración mariana, el Santo Padre se refirió al Evangelio de hoy, en el que “Lucas presenta la parábola del hombre rico y del pobre Lázaro. El rico representa el uso inicuo de las riquezas de parte de quien la posee para un uso desenfrenado y egoísta, pensando solamente en satisfacerse a sí mismo, sin compadecerse del mendigo que está a su puerta”.
“Por su parte, el pobre representa a la persona de la que Dios se apiada: a diferencia del rico, tiene un nombre, Lázaro, abreviación de Eleazaro, que significa: ‘Dios lo ayuda’. Quien es olvidado por todos, Dios no lo olvida, quien no vale nada a los ojos de los hombres, es precioso a los del Señor”.