"Me crié sin figura paterna pero encontré en mi tío, un gran pilar para mi desarrollo personal. En los momentos difíciles, siempre estuvo él, con su mirada tierna y firme, guiándome por caminos indicados. Jorge, fue quien me dio la primera comunión y más tarde la confirmación, al igual que yo, él era amante del fútbol".
José Ignacio contó que su padre biológico lo abandonó cuando era un bebé y su madre intentó "jugar el papel" de ambos para darle una figura paterna.
"Por fortuna mi madre tenía un hermano, mi tío. Jorge me enseñó que la humildad, el respeto por el otro y la empatía son valores que se aprenden dentro de casa. Hoy puedo decir que gran parte de lo que soy y de lo que hago por la sociedad es consecuencia de la influencia que mi mamá, María Elena, y mi tío, Jorge, ejercieron sobre mí y me enseñaron en mi infancia", relata.
Más adelante, el sobrino del Papa dijo que los recuerdos de su tío cuando vivía en Argentina, "van de la mano de su trabajo como obispo y arzobispo", a través de los "proyectos y acciones solidarias y comprometiéndose con cada causa a la que se acercaba".