Tursunay Ziyawudun, una mujer de 42 años de la etnia uigur y que estuvo dos veces en un campo de detención en Xinjiang en China, hizo un estremecedor relato de la violencia física y sexual que sufrió allí.
La mujer participó en una cumbre internacional sobre libertad religiosa en Washington D.C. el 14 de julio.
Con la voz entrecortada por la emoción, dijo que sus "experiencias en estos campos han dejado cicatrices imborrables en mi corazón" por lo que "entiendo como mi deber es ser voz de las personas que están en esos campos: los que han muerto ante mis ojos y los que están detenidos injustamente en prisión".