El Papa Benedicto XVI inauguró este domingo el XI Sínodo de los Obispos dedicado a la Eucaristía y el primero de su pontificado con una Misa solemne en la Basílica vaticana que reunió a más de 250 obispos de todo el mundo, expertos invitados y más de 4,500 fieles.
El Sínodo seguirá un ritmo diferente a los anteriores, según las nuevas reglas solicitadas por el Pontífice. El evento durará 3 semanas -una menos que los sínodos anteriores-; además, los obispos tendrán dos minutos menos que antes para realizar sus intervenciones personales escritas.
Pero también a diferencia de los anteriores sínodos, los participantes podrán comentar o replicar brevemente a algunas de las ideas presentadas. Bajo las anteriores normas, el intercambio de opiniones no era posible.