En su homilía de la Misa celebrada hoy en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco dijo que cuando el cristiano no es sal de fe, esperanza y caridad para los demás, cuando no es la sal de Jesús, se hace insípido y se convierte en un "cristiano de museo" que no hace nada.
El Santo Padre recordó que con su Resurrección para salvarnos, Jesús nos ha dado la sal para dar "sabor" a la vida de los demás, pero hay que estar atentos para que esta sal "no se haga insípìda, no pierda su fuerza". Esta sal "no es para conservarla, porque la sal que se mantiene en el salero no hace nada, no sirve".
"La sal tiene sentido si le da sabor a las cosas. También creo que la sal que se guarda en el salero con la humedad, pierde fuerza y no sirve. La sal que hemos recibido es para darla, para saborizar, para ofrecerla. De otro modo se hace insípida y no sirve. Debemos pedirle al Señor no convertirnos en cristianos con sal insípida, con la sal guardada en el salero".