Durante la Misa matutina celebrada en la Casa Santa Marta, el Papa Francisco reiteró que Jesús pide a sus discípulos ser misericordiosos y no jueces de los demás con chismes y hablando mal; así como amar a sus enemigos y perdonar todos los días tal como se recita en el Padre Nuestro, pues "si yo no perdono, '¿cómo puedo pedir al Padre que me perdone?'".
El Papa desarrolló su homilía deteniéndose en un pasaje del Evangelio de Lucas en el que el Señor indica el camino del amor sin límites y pide que se rece por quien trata mal. "Amen, hagan el bien, bendigan, recen" y "no rechacen", señaló.
Francisco recordó que el cristiano debe "darse a sí mismo, dar el corazón, precisamente a los que no nos quieren, a los que nos hacen mal, a los enemigos. Y ésta es la novedad del Evangelio", pues no tenemos mérito si amamos a los que nos aman, porque eso lo hacen también los pecadores.