El Papa Francisco advirtió que "sin la intimidad de la oración, de la vida espiritual, de la cercanía concreta con Dios a través de la escucha de la Palabra, de la celebración de la Eucaristía, del silencio de la adoración, de la consagración a la Virgen, del acompañamiento sapiente de un guía, del sacramento de la Reconciliación, sin estas 'cercanías' concretas, en definitiva, un sacerdote es, por así decirlo, solo un obrero cansado que no goza de los beneficios de los amigos del Señor".
El Santo Padre lamentó luego que con frecuencia, "en la vida sacerdotal se vive la oración solo como un deber, olvidando que la amistad y el amor no pueden imponerse como una regla externa, sino solo como una elección fundamental de nuestro corazón".
El Papa Francisco destacó que "un sacerdote que reza no es más que un cristiano que ha comprendido en profundidad el don que ha recibido en el Bautismo. Un sacerdote que reza es un hijo que recuerda continuamente que es hijo y que tiene un Padre que lo ama. Un sacerdote que reza es un hijo que se hace 'cercano' al Señor".