Al presidir este mediodía el rezó del Ángelus en el Palacio Apostólico de Castel Gandolfo, el Papa Benedicto XVI dijo que el camino a la vida eterna, hacia Dios, es el amor, que no es un sentimiento sino el servicio a los demás en la caridad de Cristo.
Ante miles de fieles presentes el Santo Padre se refirió al evangelio de este domingo sobre el rico y el pobre Lázaro: "el primero vive en el lujo y en el egoísmo y, cuando muere, acaba en el infierno. Mientras que el pobre, que se alimentaba con lo que caía de la mesa del rico, cuando muere es llevado por los ángeles a la morada eterna de Dios y de los santos".
Seguidamente el Papa recuerda: "‘Bienaventurados los pobres, porque vuestro es el Reino de Dios’, había proclamado el Señor a sus discípulos, pero el mensaje de la parábola va más allá, nos recuerda que, mientras estamos en este mundo, debemos escuchar al Señor, que nos habla mediante las Sagradas Escrituras, y debemos vivir según su voluntad. Pues, si no lo hacemos, después de la muerte será ya demasiado tarde para arrepentirse".