19 de septiembre de 2007 / 08:01 PM
Se ha repetido también este año, en el día en el que se le recuerda: 19 de septiembre, la licuefacción de la sangre del Patrono de Nápoles, San Genaro, Obispo de Benevento, que murió mártir en la persecución de Diocleciano.
"Un signo prodigioso que manifiesta la cercanía y la predilección del Señor por esta tierra nuestra amada y sufriente que, bendita por Dios, avanza con esfuerzo, en medios de muchas dificultades, para mostrar pura y transparente su fe en Jesucristo", afirmó el Arzobispo de Nápoles, Cardenal Crescenzio Sepe, al apreciar el milagroso hecho.
El Purpurado, que presidió la ceremonia celebrada en la Catedral de Nápoles, también se refirió a la próxima visita del Papa Benedicto XVI a la ciudad el 21 de octubre: "Una providencial ocasión para dar un nuevo aliento a una tierra que ya Juan Pablo II puso al centro de su inolvidable peregrinaje".