Tras la catequesis de la Audiencia General, el Papa Benedicto XVI hizo un llamado por "las poblaciones de Sichuán y las provincias limítrofes de China, duramente afectadas por el terremoto que ha causado graves pérdidas de vidas humanas, numerosísimos dispersos y daños incalculables".
"Os invito a uniros conmigo en la oración ferviente por todos los que han perdido la vida. Estoy cerca espiritualmente de las personas sometidas a la dura prueba de una calamidad tan devastadora: imploremos a Dios que alivie sus sufrimientos", alentó el Santo Padre.
Finalmente pidió a Dios para que "conceda su ayuda a todos los que hacen frente a las exigencias inmediatas de socorro".