Tras recordar la distinción entre el sacerdocio ministerial y el sacerdocio común de los fieles, el Santo Padre recordó a la asamblea plenaria de la Congregación para el Clero, que los pastores tienen el deber de formar, regir y santificar al Pueblo de Dios, mientras que los fieles laicos, toman parte activa junto a ellos en la misión de la Iglesia, en una constante unión de fuerzas, y en el respeto de las vocaciones y de los carismas específicos”.
“Esta útil colaboración por parte de los laicos se articula también en los diversos consejos previstos por el ordenamiento canónico a nivel diocesano y parroquial. Hay que salvaguardar una relación equilibrada entre el papel de los laicos y el que corresponde propiamente al ordinario de la diócesis o al párroco” señaló el Santo Padre a los participantes de la asamblea reunida bajo el tema “Los organismos consultivos, consejos diocesanos y parroquiales” y “La pastoral de los santuarios” .
Juan Pablo II afirmó que los pastores legítimos no son “simples ejecutores de decisiones derivadas de opiniones mayoritarias surgidas en la asamblea eclesial. La estructura de la Iglesia no puede ser concebida según modelos políticos simplemente humanos. Su constitución jerárquica se fundamenta en el querer de Cristo, y como tal, forma parte del 'depositum fidei', que debe ser conservado y transmitido íntegramente a lo largo de los siglos”.