26 de febrero de 2006 / 06:15 AM
Tras concluir el rezo del Ángelus dominical en la Plaza de San Pedro, el Papa Benedicto XVI condenó los recientes actos de violencia en Irak que alimentan el odio obstaculizando gravemente su reconstrucción y recordó que los frutos de la fe en Dios son el espíritu de fraternidad y de colaboración por el bien común.
Refiriéndose a las “trágicas violencias en Irak, con atentados también a las mismas mezquitas”, el Santo Padre condenó tales actos por tratarse de “acciones que siembran lutos, alimentan el odio y obstaculizan gravemente la ya difícil obra de reconstrucción del país”.
Asimismo, el Pontífice se refirió a Nigeria, donde se ha vivido “por diversos días encuentros entre cristianos y musulmanes, con muchas víctimas y destrucción de iglesias y mezquitas”.