En el discurso que pronunció en su encuentro con seminaristas de todo el mundo en la iglesia San Pantaleón de esta ciudad, el Papa Benedicto XVI señaló que el ánimo del seminarista le hace decir en su oración “Señor, ¿por qué precisamente a mí? Pero el amor no tiene un por qué, es un don gratuito al que se responde con la entrega de sí mismo”.
Bajo una intensa lluvia que no desanimó a los presentes, el Santo Padre explicó a los seminaristas que este encuentro lo quiso “para resaltar de manera más explícita y vigorosa la dimensión vocacional que tienen siempre las Jornadas Mundiales de la Juventud”.
Asimismo, remarcó que el seminario no es “tanto un lugar, sino un tiempo significativo en la vida de un discípulo de Jesús. Imagino el eco que pueden tener en vuestro interior las palabras del lema de esta vigésima Jornada mundial –Hemos venido a adorarlo– y todo el relato evangélico de los Magos, del que se ha tomado el lema. Este pasaje tiene un valor singular para vosotros, precisamente porque estáis realizando un proceso de discernimiento y comprobación de la llamada al sacerdocio. Sobre esto quisiera detenerme a reflexionar con vosotros”.