A través de una nota oficial publicada el sábado 14 de abril de 2012, el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Padre Federico Lombardi, deploró la afirmación de los diarios italianos que vinculan al Vaticano con el secuestro y desaparición de la hija de un empleado vaticano  en el año 1983.

El Padre Lombardi, afirmó con decisión que "la atribución de conocimientos de secretos relacionados con el secuestro por parte de personas pertenecientes a las instituciones vaticanas sin indicar un nombre, no corresponde a ninguna información con fundamento", y "en ocasiones, parece casi una coartada ante el desconsuelo y la frustración para no conseguir encontrar la verdad".

El caso de Emanuela Orlandi, hija de un funcionario vaticano, conmocionó a la sociedad italiana. La adolescente de 15 años desapareció en Roma en 1983 y hasta la fecha se desconoce su paradero.

"Todas las autoridades vaticanas han colaborado con compromiso y transparencia con las autoridades italianas para afrontar la situación del secuestro en su primera fase, y después también en las investigaciones sucesivas", recordó el Padre Lombardi.

"No se ha escondido nada, ni en el Vaticano hay 'secretos' por revelar sobre el tema. Continuar afirmándolo es totalmente injustificado también porque hace hincapié nuevamente, todo el material proveniente del Vaticano fue entregado en su tiempo", y todos los investigadores italianos "tuvieron acceso a la familia Orlandi y a las informaciones útiles para las investigaciones".

Además, el sacerdote agregó que si las autoridades pertinentes creyeran útil nuevas investigaciones vaticanas "pueden hacerlo en cualquier momento", y "encontrarán como siempre la colaboración apropiada".

El Padre Lombardi también recordó la profunda preocupación del Papa Juan Pablo II por esta desaparición y recordó que se pronunció hasta ocho veces públicamente para pedir su liberación.

Destacó la cercanía del entonces Pontífice al sufrimiento de la familia, y "todavía más porque este sufrimiento por desgracia se reaviva al surgir cada pista nueva de explicación, hasta ahora sin éxito".

"Que no sea esto un motivo para descargar sobre el Vaticano culpas que no son suyas, sino que más bien sea una ocasión para darse cuenta de la realidad terrible y a menudo olvidada que constituye la desaparición de las personas – en particular aquellas que son jóvenes -, y oponerse de parte de todos y con todas las fuerzas a cada actividad criminal que las causa", dijo.

La prensa sensacionalista italiana hizo circular estos días la idea de que el Vaticano no colaboró con el gobierno italiano durante las últimas investigaciones, tal y como estipula la práctica italiana judicial internacional en el artículo 4 de la Convención Europea de asistencia judicial en materia penal del 20 de abril de 1959.

"Por tanto, no tiene fundamento alguno acusar al Vaticano de haber rechazado la colaboración de las autoridades italianas propuestas para la investigación", y "no debe por tanto sorprender ni mucho menos despertar sospechas", concluyó el portavoz vaticano.