Santa Sede explica Motu Proprio y presenta características del Misal de 1962

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La Oficina de Prensa de la Santa Sede emitió hoy una nota informativa sobre el Motu Proprio Summorum Pontificum, en la que precisa algunos alcances de este documento y explica varias características del Misal aprobado por el Papa Juan XXIII en 1962.

La nota señala que el Motu Proprio establece nuevas reglas sobre el uso de la liturgia romana anterior a la reforma efectuada en 1970 precisando que “la disposición fundamental es la siguiente: la liturgia romana tendrá dos formas ("usus"):

a) la forma ordinaria: es la que sigue la reforma litúrgica del Papa Pablo VI en el año 1970, como se encuentra en los libros litúrgicos entonces promulgados; hay una edición oficial en lengua latina, que puede utilizarse siempre y en todo lugar y traducciones en diversas lenguas vernáculas, editadas por las respectivas conferencias episcopales.

b) la forma extraordinaria: es la celebrada según los libros litúrgicos editados por el Beato Papa Juan XXIII en 1962".

Más adelante indica que "el obispo del lugar puede erigir una parroquia personal siempre que haya un número bastante consistente de fieles que quieran seguir la liturgia anterior. Convendría que el número de fieles fuera consistente, aunque no comparable al de las otras parroquias".

Misal de 1962

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La nota de la Sala Stampa explica también algunas de las características del Misal de 1962. Recuerda, entre otras cosas, que es un misal en lengua latina “plenario” o “integral”, que contiene también las lecturas de las celebraciones (no es distinto del ‘Leccionario’, como el Misal sucesivo de 1970).

Asimismo señala que contiene solo una oración eucarística, el "canon Romano" (que corresponde a la oración eucarística I del Misal sucesivo, que prevé en cambio la elección entre varias oraciones eucarísticas).

También indica que diversas oraciones (también gran parte del Canon) se rezan en voz baja por el sacerdote, de forma no audible para el pueblo.

Entre las otras diversidades se puede recordar la lectura del principio del Evangelio de San Juan al final de la Misa.

Señala que el Misal de 1962 no prevé la concelebración y que no dice nada sobre la orientación del altar y del celebrante (hacia el pueblo o no).

Por último, indica que la carta del Papa prevé la posibilidad de enriquecimientos futuros del Misal de 1962 (inclusión de nuevos santos y prefacios).

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