El 21 de julio de 1981, el turco Ali Agca fue condenado a cadena perpetua por el Tribunal de Primera Instancia de Roma, tras haber intentado asesinar al Papa San Juan Pablo II el 13 de mayo de ese mismo año, día de la Virgen de Fátima.
La pena contra Agca incluyó el intento de homicidio contra las dos turistas que resultaron heridas junto con el Papa peregrino en el atentado.
La condena también contaba 10 años por otros delitos como llevar armas sin permiso o la falsificación de documentos.