20 de febrero de 2008 / 08:54 AM
Al retomar las Catequesis de los miércoles luego de sus Ejercicios Espirituales, el Papa Benedicto XVI retornó al tema de la vida y obras de San Agustín de Hipona y lo señaló como el autor que explica el modelo de una laicidad bien entendida.
El Pontífice comenzó destacando la figura de San Agustín –a quien dedicó una cuarta Audiencia general- como "gran testigo de Cristo", cuyas innumerables obras "son de importancia capital, y no sólo para la historia del cristianismo".
El ejemplo más claro, explicó el Papa, son las Confesiones, uno de los libros de la antigüedad cristiana más leídos hasta ahora. Escritas entre el 397 y el 400, durante su episcopado, son una "meditación interior" realizada delante de Dios, que describen "el camino interior" del antiguo intelectual, una "confesión de sus propias debilidades", "de sus propios pecados", pero también una alabanza a Dios, una mirada de la propia miseria a la luz de Dios que se convierte en agradecimiento a Él por el amor, que "trasforma y eleva a Dios mismo".