Sacerdote secuestrado por el Estado Islámico: “La oración y la Virgen me ayudaron”

Sacerdote secuestrado por el Estado Islámico: “La oración y la Virgen me ayudaron”
P. Jacques Mourad durante su visita a Madrid (España). Foto: Blanca Ruiz/ACI Prensa.

Durante los cinco meses que estuvo secuestrado, el P. Jacques Mourad tuvo su libertad muy cerca: Tan solo tenía que renegar del cristianismo y lo dejarían libre. Sin embargo en todos y cada uno de los días de cautiverio, él prefirió mantenerse fiel a Jesucristo a pesar de a diario le amenazaban con cortarle la cabeza.

En conversación con ACI Prensa, el P. Jacques Mourad aseguró que la oración fue lo que le sostuvo durante ese tiempo y en especial el Rosario, donde sintió la cercanía de la Virgen en esos momentos de soledad y terror.

El 21 de marzo de 2015, unos encapuchados entraron en el monasterio de Mar Elian (Siria) y secuestraron al P. Mourad junto con un postulante de su congregación, los metieron en el maletero de un coche con los ojos vendados y atados con cadenas en los pies y las manos y los trasladaron a un lugar desconocido. Así permanecieron durante cuatro días.

"Desde el primer momento, cuando me encontraba en el maletero y no sabía que iba a suceder me dirigí a la Virgen María, como un niño que necesita del cuidado de su madre, recé el rosario y sentí especialmente su presencia y su cuidado. Entonces me invadió una gran paz, comprendí que la Virgen estaba presente a mi lado", explicó el P. Mourad a ACI Prensa durante su visita a España, invitado por la fundación pontificia Ayuda a la Iglesia Necesitada (ACN).

Después de cuatro días en el maletero del coche, les sacaron y los encerraron en un cuarto de baño para humillarles. Allí transcurrió gran parte de su secuestro.

En varias ocasiones, un encapuchado le amenazó con un cuchillo en el cuello.

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"El tiempo de cautiverio fue terrible, las torturas psicológicas eran incluso peores que las físicas, pero esos meses me sirvieron para hacer un camino espiritual, de oración y meditación sobre la violencia, el sufrimiento. La oración fue lo único que me mantuvo con vida, en esos meses comprendí un poco, solo un poco, de lo que jesucristo vivió", aseguró.

La oración personal, y en especial la del Rosario, mantuvo a este sacerdote, quien asegura que durante su cautiverio entendió que el sentido de la vida es "estar a solas con Dios orando".

"La oración fue clave durante ese tiempo en dos dimensiones. Mi oración personal en la que rezaba por mi comunidad, por mi familia, por toda la Iglesia, por la paz, por Siria. Pero también sentí muy fuerte la oración de todo el mundo hacia mi. La oración me salvó, de otro modo habría muerto, porque todos los días pensaba que era mi último día de vida. Tomé ese tiempo como un camino de purificación, como un retiro espiritual", aseguró a ACI Prensa.

Le cambiaron en varias ocasiones de lugar hasta que finalmente llegó a la ciudad de Qaryatayn, en Siria.  "En esa ciudad estuve durante 39 días, pero el día número 40 decidí escapar con la ayuda de un joven musulmán", explicó.

Era el 10 de octubre de 2015 cuando atravesó el desierto en una motocicleta, huyendo de sus captores "con la compañía y la protección de la Virgen. Así fui libre", recuerda.

A pesar de estar durante 5 meses constantemente amenazado y del dolor y el sufrimiento que el Estado Islámico causa en Oriente Medio, el P. Mourad asegura que no guarda ningún tipo de rencor a sus captores porque "para los cristianos el perdón forma parte de nuestra fe. El perdón es un don de Dios no por ningún mérito nuestro".

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Por eso, insiste en que para acabar con las guerras y la violencia es necesario mirar al enemigo "sin deseo de venganza o revancha", sino "descubriendo el hombre que hay detrás" y "tener el valor de dialogar con él".

Según explica, "Dios ha creado al hombre con un buen corazón. Solo basta buscar ese buen corazón en el otro y no juzgar, ése es el único modo de construir una sociedad en paz".

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