El P. Hugo Valdemar, canónigo penitenciario de la Arquidiócesis Primada de México, denunció el acoso que sufre la Iglesia en distintas partes del país a manos del crimen organizado.
En su columna "Iglesia perseguida y silenciada", publicada en el diario mexicano ContraRéplica, el P. Valdemar señaló que "existen poblaciones en México donde el crimen organizado ha llegado a excesos como querer controlar la actividad de los párrocos, contratan a personas como halcones para vigilar las misas".
Este nivel de acoso, indicó, se produce especialmente en las homilías, "donde los sacerdotes no pueden denunciar sus actividades ilícitas, no tienen la libertad de hablar claro sobre la inmoralidad de sus actividades y de la corrupción del tejido social que provocan".