Se dice que era tal su desprendimiento con las cosas materiales, que se volvió incómodo para los monjes más aferrados a ellas. Se cuenta también que una vez tuvo que enfrentarse a un grupo de monjes que se rebeló contra su autoridad, temiendo que San Germán regalara sus cosas.
Se convirtió en Obispo de París en el año 555, cargo en el que serviría hasta su muerte en el 576. Es recordado por su gran amor a los más necesitados, por lo se le llamó "El padre de los pobres" y por su papel en la pacificación de Francia.
A San Germán se le atribuye la conversión a la fe católica del rey Childeberto I, a quien solicitó poner orden en las costumbres de sus súbditos. Le tocó vivir tiempos en los que la nobleza era decadente y muy pocos eran solidarios con los más pobres.
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