Esta viernes por la mañana, en la Misa celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta, el Papa Francisco rezó por los tantos niños y jóvenes que reciben de sus padres "pan sucio", que ganan como fruto de los sobornos y de la corrupción, y que sin embargo tienen hambre de dignidad.
Basándose en la parábola del administrador deshonesto, el Santo Padre habló del "espíritu del mundo" y de la "mundanidad", y de cuán peligrosa es esta "mundanidad". Mientras Jesús "rezaba al Padre para que sus discípulos no cayeran en la mundanidad".
"Cuando pensamos en nuestros enemigos, verdaderamente pensemos primero en el demonio, porque es precisamente lo que nos hace mal. El clima, el estilo de vida le gusta tanto al demonio y esta mundanidad: vivir según los valores –entre comillas– del mundo. Y este administrador es un ejemplo de mundanidad. Alguno de ustedes podrá decir: '¡Pero este hombre ha hecho lo que hacen todos!'. ¡Pero no todos! Algunos administradores, administradores de empresas, administradores públicos; algunos administradores del gobierno... Quizá no sean tantos. Pero es un poco esa actitud del camino más breve, más cómodo para ganarse la vida".