El mártir de Auschwitz (Polonia), San Maximiliano Kolbe, dijo una vez: “Si no tenemos medios de comunicación católicos, nuestros santuarios algún día estarán vacíos”.
En enero de 1922, el sacerdote polaco decidió hacer algo al respecto. Ese mes, publicó 5.000 ejemplares del primer número de la revista mensual “Caballero de la Inmaculada” en la ciudad de Cracovia, en Polonia.
La portada indicaba la misión de la revista: mostraba a María Inmaculada en medio de dos grandes espadas que atraviesan serpientes, las cuales yacen sobre libros que llevan escrito las palabras “herejías” y “francmasonería”.