El columnista Martín Santiváñez respaldó la denuncia que el Arzobispo de Lima (Perú), Cardenal Juan Luis Cipriani, hizo contra el pensamiento único, pues se trata de una corriente que al imponer “una visión relativista de la vida”, termina promoviendo el aborto como consecuencia de la cosificación de la dignidad humana.

“Este despotismo, falsamente ilustrado, prescribe para la comunidad social un código de conducta diseñado en los laboratorios de la progresía. Se trata de un estilo de hacer política en el que la auténtica libertad, siempre responsable y fundada en valores, se ve reducida a su remedo anárquico y egoísta: el libertinaje”, señaló en su columna titulada “La tiranía del pensamiento único”.

En el texto, publicado en el diario Correo el 2 de agosto, Santiváñez se refirió a la homilía que el Cardenal Cipriani pronunció el 28 de julio en la Catedral de Lima con motivo del Tedeum de Fiestas Patrias.

El columnista indicó que una de las consecuencias de la cosificación de la dignidad humana es la aprobación del aborto, pues los defensores del pensamiento único “reducen al concebido, el más indefenso de los seres humanos, a un apéndice desprovisto del más elemental de los derechos: el derecho a vivir”.

Sin embargo, señaló que es “paradójico que los mismos que se rasgan las vestiduras autoproclamándose guardianes del derecho-humanismo se muestren tan indolentes ante el aborto, el gran holocausto de nuestro tiempo”.

“¿Acaso el concebido no tiene derechos? Todos, por el hecho de existir, somos nomóforos, portadores de derechos. A los talibanes del pensamiento único les falta tiempo para denunciar, con razón, la tragedia del feminicidio, pero olvidan que el FETICIDIO es un crimen que compromete a toda la civilización al reproducir, cada día, la matanza de los inocentes. Porque si sacrificamos a nuestros propios hijos ¿qué clase de sociedad bárbara estamos construyendo?”, señaló.

En ese sentido, destacó también la denuncia que el Papa Benedicto XVI hizo del pensamiento único en su encíclica Caritas in Veritate, donde advierte “cómo la democracia puede ser pervertida cuando es vaciada de contenido valorativo. Una democracia sin valores es una herramienta de venganza porque solo la acción política basada en principios garantiza la imparcialidad”.

Contrario al pensamiento único está el auténtico pluralismo, fundado “en valores que aspiran al equilibrio sin renunciar a la verdad”.

“Ser plural no significa ignorar la realidad a favor de la mentira. Ser tolerante no implica callarse ante una injusticia evidente. El talante concertador se manifiesta no en la aceptación de lo falso como verdadero sino en la defensa de lo bueno respetando al que está en el error”, indicó el columnista.

En el caso del Perú, Santiváñez advirtió que “nos hemos acostumbrado a discutir el sistema de partidos, la brecha de infraestructura, la calidad de la democracia y los indicadores macroeconómicos. Pero olvidamos defender una política basada en la verdad. La tiranía del pensamiento único abraza verdades y errores por igual, ya que todo lo relativiza. Y eso no es lo que necesita el Perú”.