La vitalidad y la riqueza que aportan los religiosos hace que la Iglesia se mantenga viva en Tierra Santa, el lugar donde según la tradición nació, vivió, murió y resucitó Jesucristo; y que acoge a una gran cantidad de peregrinos cada año.
Así lo indicó el P. Marco Riva, superior de los guanelianos en Nazaret, durante el encuentro de religiosos, religiosas y consagrados que se realizó el pasado 3 de mayo en el Instituto Pontificio Notre Dame de Jerusalén.
"Tierra Santa es una tierra que goza de la presencia de una variedad carismática realmente notable. Es un don que se le hace a la Iglesia de Jerusalén", dijo el presbítero a Christian Media Center.