27 de junio de 2009 / 12:09 PM
Al recibir hoy a los obispos de la Conferencia Episcopal de Vietnam en su visita ad limina, el Papa Benedicto XVI resaltó que “las religiones no son un peligro para la unidad de la nación, ya que ellas quieren ayudar al individuo a santificarse y, a través de sus instituciones, desean ponerse desinteresadamente al servicio del prójimo”.
Tras saludar a los obispos y recordar de manera especial al fallecido Cardenal Paul Joseph Pham Đinh Tung, quien fuera durante muchos años Arzobispo de Hanoi, ejemplo de fidelidad para los sacerdotes y los católicos vietnamitas, el Santo Padre subrayó luego que “una sana colaboración entre la Iglesia y la comunidad política es posible. Para este propósito, la Iglesia invita a todos sus miembros a comprometerse lealmente en la edificación de una sociedad justa, solidaria e igualitaria”.
Seguidamente el Papa recalcó que la Iglesia, que en Vietnam no goza de la libertad que necesita para desarrollar su tarea y que ha sido perseguida en el pasado y actualmente sufre en ocasiones la represión del gobierno, “no pretende sustituir a los responsables gubernamentales, deseando solamente el poder” sino que “en el contexto de un espíritu de diálogo y de respetuosa colaboración, busca tomar justa parte de la vida de la nación, al servicio de todo el pueblo”.