Moschella también cuestionó la suposición de Bartholet de que el Estado siempre sabrá qué es lo mejor para los niños.
"Cada vez que le quitas la autoridad a los padres para tomar esas decisiones controvertidas sobre la mejor manera de educar a sus hijos, solo estás dando más poder al estado. Y luego es muy cuestionable que el estado sepa mejor que esos padres qué es lo mejor para un niño en particular", dijo.
Los padres conocen mejor a sus hijos, dijo Moschella, y debido a sus fuertes lazos emocionales con sus hijos, a menudo están mucho más motivados e preocupados en el bienestar de sus hijos "de una manera que ningún gran burócrata logrará".
Varios estudios anteriores han demostrado que los estudiantes de educación en el hogar generalmente superan a sus homólogos de escuelas públicas y privadas en cosas como exámenes estandarizados y rendimiento universitario. Un estudio de 2016 del Consejo Nacional de Medición en Educación mostró que, cuando se ajustaban por factores demográficos, los estudiantes de educación en el hogar estaban a la par académicamente con sus pares demográficamente similares.
Felix Miller es un estudiante de doctorado de Filosofía de 27 años que vive en Washington DC, fue educado en casa con su familia en Nueva York desde el jardín de infantes hasta la escuela secundaria, una experiencia que dijo que "realmente le gustó".
Miller dijo que la educación en el hogar le dio a su familia el tiempo y la flexibilidad para participar en algunos viajes y actividades culturales que podría haberse perdido si estuviera en una escuela pública o privada.
"Mis padres hicieron mucho para inculcar una sensación de asombro y disposición para probar cosas nuevas. Vivíamos aproximadamente a una hora y media de Montreal, así que cada pocas semanas subíamos, y podíamos ir al festival de jazz que se celebra allí cada año, o íbamos a la ópera, íbamos al Biodome o el Museo de Bellas Artes", dijo.
"Creo que ser educado en el hogar me permitió tener muchas oportunidades intelectuales y culturales que muchos de mis compañeros de escuelas públicas y privadas no tuvieron la oportunidad", añadió.
En cuanto a estar aislado de sus compañeros, Miller dijo que él y sus hermanos participaron en varias actividades extracurriculares, como un equipo de discurso y debate, Boy Scouts y competencias de ciencias en la escuela secundaria local que con frecuencia lo ponían en contacto con estudiantes de escuelas públicas. También contó que, en su tercer año, salió con una chica de una escuela pública local que había conocido a través del discurso y el debate.
"Siempre me fue bastante fácil reunirme y hacerme amigo de los educadores en el hogar y de los alumnos públicos. Creo que (pinta el artículo de la revista Harvard) una imagen bastante aislacionista de la forma en que ocurre la mayoría de la educación en el hogar. No veo que ese sea el caso", dijo Miller.
"Si bien es cierto que mis padres tienen ciertos desacuerdos con la opinión dominante sobre ciertos temas culturales en la escuela pública, especialmente a través de cosas como la educación sexual, creo que, en general, en términos de socialización, siempre estuvieron perfectamente felices de que tenga amigos sin importar los antecedentes", añadió.
Traducido y adaptado por Diego López Marina. Publicado originalmente en CNA.