Carlos Morín, dueño de las clínicas abortistas intervenidas en Barcelona por practicar abortos ilegales hasta el octavo mes de gestación, admitió haber "realizado abortos a niñas de 13 años", y atendido en sus centros a "una gran población de menores".
En declaraciones a la jueza instructora del caso, Elisabet Castelló, el magnate abortista reconoció las prácticas de abortos a embarazadas de siete meses y medio, 29 semanas, en sus clínicas "el último mes" previo a su comparecencia, pero en los informes sobre escuchas telefónicas de médicos colaboradores de Morín figuran casos de abortos a mujeres embarazadas de "más de 30 semanas y hasta 33 semanas".
En su declaración, que forma parte del voluminoso sumario del caso de más de 4 mil páginas, Morín señaló que el 97% de los casos de aborto se practicaron por el supuesto de grave perjuicio físico o psíquico para la madre, que la ley del aborto permite más allá de la semana 22 de la gestación. El 2% de los abortos de estos centros se acogían al supuesto de malformación del feto y un 1% a casos de violación.