La iglesia de San Cosme y San Damián, en Ansoáin, Navarra (España), se reabrió al público hace pocos días después de estar más de 30 años cerrada, gracias a la donación de una familia de la localidad.

La reapertura de esta iglesia navarra, a los pies del monte Ezkaba, ha sido gracias al empeño de Felisa Sarasibar Esquíroz y de su familia, residentes en Ansoáin y según informa el Diario de Navarra, contó con la colaboración de la fundación Hermanos Sarasibar Esquíroz, que formó junto a sus hermanos, ya fallecidos y con la ayuda de su esposo, Ramón Erice. La reapertura se dio con una Misa celebrada por el Obispo Auxiliar de Pamplona y Tudela, Mons. Juan Antonio Aznárez.

La idea de reabrir este templo rondaba la idea de la familia Sarasibar desde hacía tiempo porque se trata de la iglesia en la que fueron bautizados los miembros de esta familia que vivían en el conocido palacio de Ansoáin.

Según afirma Felisa Sarasibar, cuando murieron dos de sus hermanos retomó la idea "porque teníamos la pena de que estuviera cerrada.  Así que buscamos un arquitecto que preparara el proyecto que contó con la autorización del Arzobispado". Felisa Sarasibar, de 82 años, no ha querido desvelar el coste de la restauración.

Las obras comenzaron en octubre de 2012 y terminaron el pasado agosto y en ellas se ha reformado la cubierta, el interior y se ha restaurado el mobiliario que se conservaba en el templo tratando de eliminar los desperfectos producidos por el paso del tiempo y los daños que la iglesia sufrió en actos vandálicos.

Con la reapertura de esta iglesia, se ha vuelto a poner en el retablo la imagen de la Virgen que lo presidía hace 30 años y que durante el cierre del templo se conservaba en el museo diocesano.

La restauración del altar mayor de estilo protobarroco, data del siglo XVII, que contiene tallas del Crucificado, la Virgen y San Juan , además de imágenes de San Miguel y Santa Bárbara y escenas de la Pasión.

El arquitecto encargado del proyecto ha destacado el gran valor social que ha supuesto esta obra de restauración.

"Desde el punto de vista del empleo, porque el 80% de la inversión ha sido para los diez trabajadores de las obras. También es importante para la autoestima del pueblo, que recupera un monumento. Y desde el punto de vista espiritual, porque se habilita un edificio que vuelve a tener función religiosa".