El sacerdote español precisó que no hay discriminación a homosexuales con esta disposición del Vaticano, pues "lo mismo que se consideran ilícitas las bendiciones respecto de las uniones entre personas del mismo sexo; por la misma razón lo serían aquellas bendiciones a personas de distinto sexo, divorciados y vueltos a casar civilmente, que quisieran recibir una bendición eclesial".
"Mientras que las uniones del mismo sexo son contrarias a uno de los fines propios del matrimonio que es la generación de la prole, las uniones entre los divorciados de sexos distintos vueltos a unir, son contrarias a una de las propiedades que es la indisolubilidad", explicó.
"Ambas uniones implican, por razones diversas, una praxis sexual fuera del matrimonio. Por tanto, no es que la Iglesia discrimine, sino que reconoce que no puede bendecir aquellas situaciones objetivas que de suyo no estén ordenadas a recibir y expresar la gracia", explicó.
Sobre el nivel de obediencia que se puede prestar a este documento de la Congregación para la Doctrina de la Fe del Vaticano, el P. Arrebola explicó que "existe una estrecha y esencial relación entre los miembros de la Congregación para la Doctrina de la Fe con el titular del oficio petrino (el Papa), que tiene una responsabilidad única y especialísima en el ámbito de la potestad del Magisterio para la Iglesia universal".