¿Qué puede enseñar el Cardenal Newman al mundo moderno sobre la libertad de conciencia?

¿Qué puede enseñar el Cardenal Newman al mundo moderno sobre la libertad de conciencia?
Tapiz del Cardenal Newman en la Basílica de San Pedro. Foto: Daniel Ibáñez / ACI Prensa

Los escritos del recién canonizado Cardenal John Henry Newman ofrecen importantes reflexiones para la sociedad contemporánea sobre la libertad de conciencia y el deber de buscar la verdad, dijo una figura destacada en la libertad religiosa internacional.

"Newman prefiguró la Declaración de 1965 de la Iglesia sobre la libertad religiosa, Dignitatis humanae" mencionó el presidente del Religious Freedom Institute, Thomas Farr.

Farr, quien se desempeñó como director inaugural de la Oficina de Libertad Religiosa Internacional del Departamento de Estado de Estados Unidos a principios de la década del 2000, habló en un simposio organizado por el Instituto Thomistic en la Universidad Angelicum en Roma a principios de este mes. El evento celebró la canonización del Cardenal Newman realizada el 13 de octubre.

Newman fue un teólogo, poeta, sacerdote católico y cardenal del siglo XX. Nació en 1801 y antes de su conversión al catolicismo fue un conocido y respetado académico de Oxford, predicador anglicano e intelectual público.

Farr mencionó que la frase conocida del Cardenal Newman: "La conciencia tiene derechos porque tiene deberes", ofrece un importante recordatorio de que estamos obligados a formar nuestra conciencia en la verdad, reconociendo que "nuestra libertad no nos da el derecho moral para hacer lo incorrecto".

Dignitatis humanae afirma el derecho a la libertad religiosa, una libertad que no puede ser coaccionada en materia de conciencia, dijo Farr, citando del documento: "Dios llama a los hombres a servirle en espíritu y en verdad, por lo tanto, están obligados en conciencia pero no están bajo ninguna coacción. Dios tiene en cuenta la dignidad de la persona humana que Él mismo creó y el hombre debe guiarse por su propio juicio y debe disfrutar de la libertad".

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Pero aunque los seres humanos están obligados a seguir sus conciencias, también están obligados a obedecer a Dios, dijo Farr.

"Una conciencia errante que resulta de nuestra incapacidad para garantizar que se ordene a la verdad conduce a la culpabilidad moral", comentó. "La búsqueda deliberada del mal podría llevarlo a uno a un pecado grave. Un hombre podría seguir a una conciencia mal formada directamente al infierno."

Por esa razón, Dignitatis humanae también enfatiza los derechos y deberes de la Iglesia de enseñar públicamente lo que es verdad sobre la libertad, la justicia, la naturaleza y Cristo, dijo.

El Cardenal Newman entendió bien la importancia de ordenar la consciente hacia la verdad, tal como la entregó Dios a la Iglesia a través del Magisterio, dijo Farr.

El santo escribió una vez: "En esta era... el derecho y la libertad de conciencia [es visto como el derecho] a dispensar con conciencia, a ignorar a un Legislador y a un Juez, a ser independientes de obligaciones invisibles". La conciencia, advirtió, estaba siendo reemplazada con "voluntad propia".

En sus advertencias sobre la conciencia, el Cardenal Newman demostró ser profético, dijo Farr. Hoy, la cultura occidental distorsiona la visión de la conciencia en un grado aún mayor que en la época del Purpurado, de modo que ya no está orientada hacia Dios, sino hacia sí mismo.

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"Para muchos, se ha aceptado la obligación de seguir la conciencia de uno, pero se ha dejado de lado la fidelidad a la verdad", dijo Farr.

Esta falsa interpretación de "la libertad de conciencia" ha contribuido a un ateísmo y al rechazo de la ley natural, continuó.

"Esta visión falsificada ha alentado, dentro y fuera de la Iglesia, una profunda confusión con respecto a la naturaleza del hombre y la mujer creados por Dios; las hermosas verdades sobre el matrimonio, la familia y la sexualidad humana; y la necesidad de libertad religiosa para todas las personas y sociedades".

Tanto la sociedad moderna como la Iglesia se han visto perjudicadas por esta falsa visión de conciencia, mencionó Farr, y ambos harían bien en estar atentos a las advertencias emitidas por el Cardenal Newman hace más de un siglo.

"Los errores de nuestra época, mucho más generalizados que en la era de Newman, hoy en día ponen una mayor responsabilidad en los fieles, el clero y los laicos, de enseñar y presenciar estas verdades", dijo.
"Juntos, Newman y Dignitatis [humanae] pueden ayudarnos a resistir la noción errónea de la conciencia 'libre' apuntada hacia adentro de uno y aislada de Dios y de la naturaleza, más que hacia fuera, a Dios, quien, más íntimo para uno mismo y natural que cualquier otra persona, es el único garante de la verdadera libertad".

Traducido y adaptado por Harumi Suzuki. Publicado originalmente en CNA

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