Tras realizar el seminario sobre "La trata de personas: la esclavitud moderna", las Pontificias Academias de las Ciencias y de las Ciencias Sociales, junto a la Federación Internacional de Asociaciones de Médicos Católicos (FIAMC) publicaron una declaración exhortando a que esta sea la última generación que tenga que enfrentar el flagelo de la trata de personas.

En su declaración firmada el 14 de noviembre, aseguraron que "tenemos el imperativo moral de lograr que nuestra generación sea la última que deba combatir el comercio de vidas humanas".

Luego de recordar que el Papa Francisco aseguró en su Mensaje Pascual de 2013 que "la trata de personas es la forma más extendida de esclavitud en este siglo XXI", los participantes en el seminario remarcaron que "cada ser humano es una persona libre, sea hombre, mujer, niña o niño, y está destinado a existir para alcanzar el bien de todos en igualdad y fraternidad".

"Toda relación que no respete la convicción fundamental de que todas las personas -sin importar su sexo ni edad- son iguales y que no reconozca que gozan de la misma libertad y dignidad constituye un delito grave de lesa humanidad".

Los organizadores del seminario denunciaron que las víctimas de la trata de personas son ocultadas "en domicilios particulares, en establecimientos ilegales, en fábricas y en campos, tras puertas cerradas, en el seno de las familias, en viviendas y en muchos otros sitios, y todo esto ocurre tanto en las ciudades como en las aldeas y los barrios marginales de las naciones más ricas y más pobres del mundo. Lejos de mejorar, la situación probablemente esté agravándose".

"La trata de personas en todas sus formas, y en particular el tráfico para fines de explotación sexual y prostitución, debe ser declarada un crimen de lesa humanidad", demandaron, exigiendo además que "los traficantes deben ser llevados a juicio en el marco de leyes nacionales e internacionales claras, con el decomiso de aquellas ganancias que sean producto de su actividad ilegal, y las víctimas deben ser indemnizadas por todos los daños sufridos".

"Todas las partes interesadas, cualquiera sea su ámbito, tienen el deber moral y legal de erradicar esta gravísima violación de los derechos humanos y de bregar por garantizar que todas las personas convivan en un marco de libertad, igualdad, armonía y paz, en sintonía con los valores inherentes a nuestra condición humana".

Los participantes en el seminario pidieron que "con el respaldo de los académicos y de los líderes morales y religiosos, y sirviéndonos de la influencia de un movimiento a nivel mundial y las redes sociales, debemos dejar expuestos estos delitos ocultos recurriendo al uso de la tecnología actual y a la colaboración de instituciones nacionales e internacionales justas y nobles".

Para leer el texto completo de la declaración, puede ingresar a: http://www.fiamc.org/texts/5962/