7 de septiembre de 2008 / 08:02 AM
Esta mañana el Papa Benedicto XVI viajó a Cagliari, capital de Cerdeña, Italia, donde celebró la Santa Eucaristía ante miles de fieles que se dieron cita en la Basílica y Santuario de Nuestra Señora de Bonaria. En su homilía recordó la importancia de la Virgen María y su ser totalmente adherido a Cristo. Alentó asimismo a que urgente trabajo evangelizador cotidiano se vea iluminado por su ejemplo.
“El espectáculo más hermoso que un pueblo puede ofrecer es sin lugar a duda el de la propia fe”, fueron las palabras con las que el Papa inició su homilía. “Junto al estupendo paisaje de la naturaleza que nos rodea, vosotros me ofrecéis aquella ferviente devoción que nutrís por la Virgen Santísima. ¡Gracias por este hermoso testimonio!”
El Santo Padre hizo notar que “el ser de María se relaciona totalmente al de Cristo, en particular en su encarnación… la belleza del designio de Dios se manifiesta en como respetando lo humano lo fecunda desde su interior, haciendo brotar de la humilde Virgen de Nazaret el fruto más bello de su obra creadora y redentora”.