7 de septiembre de 2009 / 09:51 AM
En su visita a las localidades de Viterbo y Bagnoregio ayer, el Papa Benedicto XVI pidió a la Madre de Dios, en el Santuario de la Virgen de Quercia (Encina) que las familias se mantengan unidas, "hoy tan amenazadas por todas partes y haz que sean hogares de serenidad y concordia" donde reine el diálogo.
En el santuario y en presencia de las monjas de clausura de diversos monasterios de Viterbo, el Santo Padre confió sus "intenciones, las intenciones del pastor de esta diócesis y las necesidades de los que viven en esta tierra. Os confío, en este Año Sacerdotal, sobre todo a los sacerdotes, seminaristas y las vocaciones. (...) Ofreced al Señor el sacrificio de vuestra vida por su santificación y por el bien de las almas".
Tras invocar la protección de María sobre el "Sucesor de Pedro y la Iglesia confiada a sus cuidados", el Papa pidió a la Madre de Dios mantener "sólida la unidad de nuestras familias, hoy tan amenazada por todas partes y haz que sean hogares de serenidad y de concordia, donde el diálogo paciente disipe las dificultades y los contrastes. Vela sobre todo por las que están divididas y en crisis".