En cuanto a los delicta graviora –los delitos más graves, incluido el abuso sexual– había un problema en cuanto al manejo de los casos. En 2014 el Papa Francisco estableció una estructura dentro de la CDF para examinar las apelaciones de los delicta graviora, que fue definida en 2018.
Esta estructura o colegio tiene 11 miembros y la coordina el Arzobispo Charles J. Scicluna, secretario adjunto de la CDF. Se creó precisamente para hacerse cargo de las apelaciones.
En 2001, el Papa San Juan Pablo II estableció que las apelaciones deben tratarse durante las sesiones ordinarias de la Congregación, las llamadas Cuarta Feria, ya que las reuniones se dan los días miércoles.
En 2019, Mons. John Kennedy, jefe de la sección disciplinar de la CDF, le dijo a AP que ese año la congregación recibió un récord de mil informes sobre abusos de todo el mundo.
La sección disciplinar tendrá ahora más autonomía, presumiblemente en términos de presupuesto. Esto sugiere, tal vez, que para afrontar la mayoría de casos, la sección hará comisiones ad hoc, con miembros internos y externos, con lo que se dejaría así el trabajo colegial que siempre ha caracterizado a la congregación.
Con el motu proprio del lunes, la CDF adquiere centralidad y autonomía, pero el resultado es que necesitará ayuda para el manejo de casos. Por eso, es probable que busque el apoyo de Iglesias locales o comisiones externas, poniendo así en práctica el principio de descentralización del que el Papa ha hablado desde 2013.
Cambiando la mentalidad de la Curia Romana
Antiguamente, la CDF era conocida como "La Suprema" debido a que tenía que ver con la fe. Hasta el Papa San Pablo VI, la congregación era tan importante que el mismo Pontífice era el prefecto; y en algún momento se rumoreó que el Papa Francisco quería volver a esta costumbre.
Sin embargo, se espera que el proyecto para la reforma de la Curia Romana destaque lo que será el Dicasterio para la Evangelización, con lo que la CDF ya no será la primera en la lista de los departamentos del Vaticano.
Es posible también que Mons. Scicluna, quien hasta ahora ha mantenido su cargo como Arzobispo de Malta, sea nombrado como nuevo prefecto de la CDF en reemplazo del Cardenal Luis Ladaria, de 77 años de edad.
Asimismo, el Arzobispo estadounidense y dominico, Mons. Augustine Di Noia, actualmente secretario asistente de la CDF, se retirará. El Prelado tiene 78 años, tres más de la edad de jubilación para los obispos.
Como conclusión, los cambios administrativos de la CDF apuntan a un cambio estructural que busca cambiar la mentalidad de la Curia Romana. Su forma precisa llega por sorpresa, algo típico del Papa Francisco. Y esto podría ser el preludio de otras decisiones similares.
Traducido y adaptado por Walter Sánchez Silva. Publicado originalmente en CNA
Andrea Gagliarducci
Andrea Gagliarducci es periodista y analista del Vaticano para ACI Stampa.