En ella, el Papa hacía un exhaustivo análisis sobre la situación del comunismo en la década de los ‘80, y destacaba cómo “inclusive los países africanos buscan dejar de lado a los soviéticos y su ideología. No quieren saber más de la ineficiencia e improductividad de este sistema. Perestroika significa principalmente una cosa: cómo desligarse de éste sistema”.
“Alguien señala –proseguía Juan Pablo II– que en general Stalin tenía mayores cualidades de líder que Hitler. Desde el punto de vista moral, ambos son condenables. Si Stalin resulta mejor calificado, es simplemente porque el comunismo tenía un programa más profundamente sustentado que el nacionalsocialismo. El nacionalsocialismo y el fascismo, muy unidos entre sí, eran ideologías inhumanas, además de ser simplistas y superficiales. El comunismo fue y será siempre reconocido como un sistema que promueve una mayor justicia social”, señalaba en la entrevista Juan Pablo II.
“Los comunistas han diseñado este sistema basado en la idea marxista de la revolución en nombre de la dictadura del proletariado. Posteriormente se libraron del proletariado, alejándolo del poder y diseñaron una dictadura del partido, de una clase privilegiada en el partido, lo cual dura hasta nuestros días. A lo largo de décadas, ha constituido una nueva clase, una nueva aristocracia”; opinaba entonces el Papa polaco.