5 de octubre de 2005 / 12:10 PM
Durante la Congregación General del martes por la tarde, dos obispos presentaron propuestas formales para recuperar la reverencia en la Eucaristía: Retornar a la comunión en la boca y promover la confesión y el ayuno eucarístico con más intensidad.
Mons. Jan Pawel Lenga, de Karaganda (Kazakistán), –prelado que sufrió la persecución soviética– recordó los días en que la Eucaristía debía celebrarse a escondidas y lamentó que “entre las innovaciones litúrgicas en el mundo occidental, hay dos que oscurecen en cierto modo el aspecto de centralidad y el carácter sagrado de la Eucaristía: La desaparición del sagrario del centro y la distribución de la comunión en la mano”.
La comunión en la mano, dijo el Mons. Lenga, “se está divulgando e incluso imponiendo por comodidad, como si fuera una especie de moda”. “Me gustaría hacer, por tanto, con humildad, las siguientes propuestas concretas: Que la Santa Sede establezca una norma universal motivada, según la cual el modo oficial de recibir la comunión sea en la boca y de rodillas; la comunión en la mano debería reservarse al clero”, agregó el Obispo.