El Observador Permanente de la Santa Sede ante la ONU en Ginebra, Arzobispo Silvano Tomasi, alentó a esta organización y a la comunidad internacional a trabajar intensamente promoviendo los derechos humanos ante la actual crisis mundial de alimentos que afecta principalmente a los más pobres.
En su discurso pronunciado el 22 de mayo en la sesión especial sobre el derecho a la alimentación, el Nuncio afirmó que la Santa Sede "apoya totalmente la atención prioritaria acordada ante la actual crisis de alimentos por medio de esta sesión del Consejo de Derechos Humanos. Las tareas prioritarias ante la comunidad global son desarrollar una respuesta coherente dentro del contexto de las múltiples iniciativas en proceso para enfocar esta crisis dentro del marco de los derechos humanos".
Tras explicar que esta crisis enciende una "alerta roja" para que la comunidad internacional reaccione y afronte solidariamente esta realidad en donde cada año "cuatro millones de personas se agregan a los 854 que padecen hambre de manera crónica", el Arzobispo advirtió de las consecuencias que este mal atrae: "falta de salud, educación, conflictos, migración descontrolada, degradación del medio ambiente, epidemias e incluso terrorismo".