En un reportaje, la plataforma Derecho a Vivir presentó el caso de Margarita Cabrer, un ama de casa que los lunes y martes de cada semana se presenta ante las puertas de un abortorio en Badajoz (España), para rezar y dar alternativas a quienes llegan ahí buscando un aborto, y que se ve amenazada de cárcel por los empresarios del lucrativo negocio de la muerte.

Margarita, que está casada y tiene tres hijos, llega los primeros días de la semana a la puerta de la clínica de abortos y armada de una sonrisa, lleva su automóvil repleto con ayuda material para entregar a madres en dificultades.

Tras ser denunciada por la clínica abortista, ha recibido dos multas que se niega a pagar, lo que podría significar una pena de 10 días de cárcel.

En las declaraciones recogidas en el reportaje de Derecho a Vivir, Margarita valientemente se pregunta "¿que hay que ir a la cárcel por ayudar? Mi marido me dice que le deje tortilla de patata en el congelador".

La Dra. Gádor Joya, portavoz de Derecho a Vivir, advirtió que "Margarita podría acabar en una celda por rescatar vidas de manera pacífica, mientras los abortistas mantienen el mito de las mujeres condenadas por abortar" en España.

"En efecto, la mujer que aborta es en buena medida víctima de las circunstancias en las que se le presenta un embarazo inesperado, pero no en el modo que pretenden los partidarios del aborto", explica la médico pediatra.

Joya, que el gobierno español "actúe ya, sin más demora", para evitar la muerte de más inocentes, así como "la criminalización de quienes acuden a las puertas de los abortorios a ofrecer ayuda a las madres en dificultades".

La líder pro-vida subrayó además que "la principal víctima del aborto es el niño que muere en el seno materno".

En el reportaje de Derecho a Vivir, Margarita señaló que el juicio en el que fue condenada se realizó con "indefensión y falsos testigos" y "por estar ofreciendo alternativas y ayuda a las madres embarazadas, porque molesto a este negocio de la muerte" de forma pacífica.

"No estamos aquí para gritar consignas, sino para estar tranquilamente con la gente. El tono en el que nos tenemos que dirigir a ellas y el ambiente que queremos aquí es de mucha calma y tranquilidad porque así es como las mujeres se paran, te recogen la información y hablan contigo un ratito", dijo.

Una grabación realizada por las autoridades policiales, que no fue aceptada en el juicio, ratifica lo dicho por la rescatista de mujeres embarazadas.
Margarita también denunció que ha sido agredida por los trabajadores del centro abortista.

"La primera vez fue sólo agresión verbal. La segunda, llevaba en el brazo unos papeles plastificados y cuando me los arrancó me hizo un pequeño corte en la mano; luego me cogió del lado derecho y me zarandeó. Llamé a la Policía y vino en seguida. Pero para mi sorpresa no puso orden, sino que me dijo que me fuera, como si yo estuviese provocando", criticó.

Durante la realización del reportaje, como evidencia del eficaz trabajo de Margarita, quedó registrado el momento en que una pareja que se dirigía abortar decidió no hacerlo, y recibió la visita de una joven que no abortó y que recibe su ayuda con materiales para su hijo.