En un informe dirigido a la delegación de la Dirección Nacional de Cárceles y Prisiones, un grupo de prisioneros de conciencia condenados a 20 años de prisión en la penitenciaría Kilo 7, denunciaron las graves violaciones contra los derechos fundamentales de los prisioneros, incluyendo los derechos religiosos.
Los disidentes Léster González Pentón y Juan Carlos Herrera Acosta entregaron el documento al primer teniente Rogelio Sola Labrada, quien dirigió la visita de los representantes de la institución.
El texto expresa la situación con la alimentación, la que ha sufrido una drástica reducción, de pésima elaboración, carente de valor proteico y calórico, sin variedad. Esta situación provoca que los reclusos estén expuestos a contraer peligrosas enfermedades, que atentan directamente contra el sistema inmunológico y por ende a estar expensas de virus y a la tuberculosis, que cuenta allí con las condiciones idóneas para su fácil propagación: mala alimentación, bajo peso corporal, hacinamiento, escasez de medicamentos y falta de higiene.