Por David Ramos
En medio de las promociones comerciales del "viernes negro" o "Black Friday", un sacerdote explicó por qué recurrir al sacramento de la confesión y encontrarte con Cristo es la mejor "promoción" que podrías conseguir.
El viernes negro, que tiene lugar al día siguiente del Día de Acción de Gracias, marca el inicio del periodo de las compras navideñas.
El #BlackFriday que siempre está. pic.twitter.com/5Q4bquvTsf
- P. Juan Manuel Góngora (@patergongora) November 26, 2021
Esta fecha, que surgió en Estados Unidos y se ha extendido por muchos países, está marcada por promociones y descuentos, que alientan al consumo de diversos productos y servicios.
En diálogo con ACI Prensa, el P. Juan Manuel Góngora, sacerdote de la diócesis española de Almería, señaló que "el 'Black Friday' se ha convertido desde hace unos años en otra fecha señalada más del calendario de esta sociedad consumista, donde los medios y los fines se mezclan difusamente y pierden su sentido".
"Por eso creo necesario recordar aquello que siempre tenemos a nuestra disposición y es el encuentro con Cristo a través del sacramento de la reconciliación", dijo.
El sacerdote español subrayó que en el sacramento de la confesión "se nos ofrece gratuitamente, y sin 'plazos de descuento', la misericordia de Dios por medio del sacerdote que actúa en persona de Cristo".
La misericordia, subrayó, es "la clave para fortalecer la vida de fe católica ante nuestra naturaleza dañada por el pecado".
El Foro Español de la Familia señaló que los datos del número de abortos realizados durante el años 2018, “con 95.917 inocentes masacrados, hacen que hoy, viernes, sea un auténtico ‘Black Friday’, un viernes negro”.
El "Black Friday" es considerado uno de los días de mayor compras y consumo del año, ante esta situación el Cardenal Juan José Omella animó a “reflexionar sobre el consumo” y también dedicar un poco de tiempo a plantearnos un consumo más solidario.
Entre los muchos penitentes que llegaron a confesarse con el Santo Padre Pío de Pietrelcina está el querido San Juan Pablo II, a quien el primero ayudó a rezar por una especial intención.
