El Arzobispo de Piura y Tumbes (Perú), Mons. José Antonio Eguren, llamó a los peruanos a cerrar filas contra el terrorismo y pedirle a la Virgen María su intercesión para que desaparezca este flagelo del país que amenaza con reaparecer sembrando más muerte y destrucción.

“Hoy en día en que vemos con preocupación que el terrorismo demencial y diabólico de Sendero Luminoso trata de reorganizarse ideológica, política, táctica y estratégicamente mediante nuevas organizaciones (…), debemos volver nuestra mirada a la Virgen y pedirle su intercesión y ayuda maternal para vernos libres del terrible mal y flagelo que es el terrorismo”, expresó durante la Misa celebrada en honor a la Virgen de las Mercedes.


Mons. Eguren recordó que la captura de Abimael Guzmán, líder de Sendero Luminoso, se produjo el 12 de septiembre de 1992, cuando “se cumplía el primer aniversario de la campaña lanzada en aquel entonces por los Obispos del Perú denominada ‘La Paz del Perú bien vale un Rosario’”, impulsada por el entonces Obispo del Callao, Mons. Ricardo Durand Flores; y cuando la Iglesia celebra la fiesta del Santísimo Nombre de María.

“Son dos hechos que nos demuestran que unidos a Santa María, Madre de todas las Mercedes como la llamaba el Mariscal Cáceres, somos capaces de vencer al mal y abrir al Perú el camino a la gloria”, afirmó este lunes.

El Arzobispo de Piura y Tumbes también condenó la muerte de soldados y policías en el Valle de los ríos Apurímac, Ene y Mantaro (VRAEM) a manos del narcoterrorismo.

Mons. Eguren se refirió al caso del suboficial del ejército Johny Amador Huatarongo Huamán, “última víctima del narcoterrorismo en el VRAEM, quien antes de morir había escrito: ‘Cada uno de nosotros tenemos una misión muy importante en nuestras vidas y lo más importante es llevar siempre en nuestros corazones a Dios’. Ejemplos como el suyo enaltecen a nuestras Fuerzas Armadas y son fuente de inspiración para sus compañeros”.

“Las virtudes humanas exigidas por vuestra vocación militar, como son entre otras, el valor, la obediencia, la abnegación, la disciplina, el compañerismo, la honestidad, se encuentran más garantizadas y ennoblecidas cuando la fe, el sentido cristiano del sacrificio y de la fraternidad las ilumina e impregna”, afirmó.

Durante la homilía, Mons. Egure también pidió al Gobierno de Ollanta Humala equipar “adecuadamente a nuestras Fuerzas Armadas para que éstas recuperen en el más breve plazo su capacidad defensiva y disuasiva” frente al terrorismo.

Finalmente, exhortó a la población a formar “un gran movimiento de unidad nacional contra el terrorismo donde todos los peruanos con o sin uniforme, cerremos filas contra él, condenándolo claramente y sin ambigüedades, porque el terrorismo es profundamente inhumano, antievangélico y enemigo de la dignidad de las personas y de la convivencia social”.