29 de abril de 2011 / 05:39 PM
Uno de los encargados de la seguridad del Papa Juan Pablo II en sus visitas a México, Max Morales, recuerda que pese a la prohibición expresa que tenían, él y varios de sus compañeros se arrodillaban en señal de respeto cuando Karol Wojtyla pasaba delante de ellos.
Morales, quien fue parte de la seguridad del Santo Padre en tres de las cinco visitas que realizó durante su pontificado, recuerda que desde la primera vez que hizo parte de este equipo en 1979 quedó impresionado por la presencia del Papa peregrino.
En entrevista concedida al Sistema Informativo de la Arquidiócesis de México (SIAME), el escolta recuerda que en la visita de 1999, el Papa seguía siendo un hombre sencillo, humilde, educado, "que nos saludaba al entrar y al salir de la Nunciatura, cosa que nos llenaba de júbilo y hacía que las horas de fatiga se desvanecieran, porque él era un ser que irradiaba mucha bondad y paz".