El Obispo Prelado de Ayaviri (sur del Perú), Mons. Kay Schmalhausen afirmó que, con ocasión de la celebración de los 191 años del grito de independencia en el país, “queremos pedir a Dios el don de la paz para nuestra Nación”.

En su homilía pronunciada el 26 de julio, Mons. Schmalhausen señaló que “la paz es condición necesaria para el desarrollo y el bienestar de los pueblos. No será posible el desarrollo de un país si faltan condiciones de paz”.

“Pero para que la paz se mantenga es también necesario el desarrollo justo, el bienestar de todos. Por eso el Estado tiene como deber primordial que el bienestar y las condiciones de una vida digna lleguen a todos, con la finalidad de asegurar la convivencia pacífica y la igualdad de oportunidades para todos nosotros”, indicó.

Mons. Schmalhausen dijo que “en general, los peruanos tenemos una clara percepción del crecimiento económico del país y de sus posibilidades a futuro. Esto es algo bueno. También es saludable recordarnos que no todo es economía”.

“El desarrollo de una nación tiene mucho más que ver con sus principios morales, las virtudes y los valores que sus ciudadanos practicamos. Precisamente hoy vemos cómo los países del primer mundo tienen una gravísima crisis económica porque sus principios están regidos más bien por el consumismo, el hedonismo, el individualismo, la avaricia; y ha faltado solidaridad, distribución justa, espíritu de sacrificio”.

El Obispo Prelado de Ayaviri indicó que cree “firmemente que la mayoría queremos ver el país con optimismo y esperanza. Pero es verdad que en nuestra democracia, el Estado y sus instituciones hay aún vacíos por subsanar”.

Mons. Schmalhausen también indicó que “cuestiones como los conflictos mineros, el paro de una parte del sindicato de maestros, la infiltración de dirigentes radicales y ex terroristas en organizaciones populares y gremios, y las presiones por parte de algún movimiento y coordinadoras no dejan de ser preocupantes”.

“Parece existir un cierto movimiento orientado intencionadamente a crear zozobra e inestabilidad. Llaman la atención los discursos abiertamente hostiles a la institucionalidad del Estado, el desafío a derrocar gabinetes y al gobierno, la confrontación desvergonzada a las fuerzas del orden y el estado de derecho, el incumplimiento desafiante de la Constitución del Perú que consagra ciertos derechos del Estado para preservar el orden interno”.

El Prelado criticó que “se hace todo esto invocando el supuesto derecho a la libertad de expresión. Vemos que se atropellan impunemente derechos ajenos y nadie hace nada. Se atropella el principio de autoridad y todos quedamos tranquilos”.

“Los derechos de las personas y de cada una de las sociedades recordemos que nunca van solos. Ellos se encuentran profundamente conectados con esa otra cara de la moneda que son nuestros deberes”.

Mons. Schmalhausen  explicó que “nuestros deberes tienen que ver precisamente con el respeto a los derechos ajenos. La pretensión de alcanzar el cumplimiento a toda costa de nuestros derechos incluso a costa de atropellar los derechos ajenos nunca puede ser considerado una vía legítima”.

Por ello, el Prelado pidió a Dios ayuda “para que podamos instaurar entre todos un orden de justicia, de fraternidad, de reconciliación y paz”.