Un panel de expertos señaló recientemente que la propuesta del Cardenal Walter Kasper, de permitir la Comunión para los divorciados en nueva unión, es una solución defectuosa para la necesidad de la Iglesia de abordar los desafíos pastorales de la vida matrimonial y la familia.
Mucha de la cobertura del próximo Sínodo Extraordinario de los Obispos sobre la Familia, que comienza el 5 de octubre, se ha enfocado en la propuesta del Cardenal Walter Kasper de permitir la Comunión para los divorciados en nueva unión civil después de un periodo de penitencia.
La idea de que la Iglesia podría cambiar su doctrina o disciplina ha generado revuelo en los medios de comunicación, y ha eclipsado ampliamente los otros temas que abordará el Sínodo, sobre el desafío pastoral de cómo ayudar a construir matrimonios y familias más fuertes.