Perdió las piernas en ataque terrorista, pero la fe y el deporte le devolvieron esperanza

Perdió las piernas en ataque terrorista, pero la fe y el deporte le devolvieron esperanza
Irene Villa Foto: Wikipedia / Raystorm (CC-BY-SA-3.0)

El Presidente del Pontificio Consejo para los Laicos, Cardenal Stanislaw Rylko, lideró del 14 al 15 de mayo en Roma el Seminario Internacional ''Entrenadores: Educadores de personas'', que organiza la sección Iglesia y Deporte de ese dicasterio.

El congreso reunió a responsables de la pastoral del deporte de distintas conferencias episcopales, representantes de asociaciones católicas nacionales e internacionales y personalidades del mundo deportivo profesional como la atleta paralímpica Irene Villa (España), el ex futbolista Iván Córdoba (Colombia), y el jugador de baloncesto Chris Tiu (Filipinas).

En declaraciones a ACI Prensa, Irene Villa, quien perdió las dos piernas a la edad de 12 años en un atentado terrorista perpetrado por ETA, explicó que del deporte se aprenden valores fundamentales para salir adelante, como la paciencia, la prudencia y la perseverancia.

"Yo con 12 años perdí las dos piernas en un atentado terrorista. Mi madre un brazo y una pierna. Las dos íbamos en el mismo coche. Ella trabajaba en una comisaría y por eso le pusieron la bomba. Fue milagroso salir vivas de esa trampa mortal. La mayoría fallecieron o fueron asesinados".

"Lo nuestro –prosigue– fue un milagro y por ello estamos muy agradecidas por tener esta segunda oportunidad, y en lugar de desaprovecharla, pues la exprimimos y aprovechamos la vida de una forma apasionante e intensa. Y una forma para hacerlo es el deporte".

El deporte, explica Villa, "te ayuda a vivir una vida más feliz, a recuperar tu autoestima, cuando desaparece por un accidente, un atentado, una enfermedad, un hecho violento, tienes que recuperarla, y la forma más maravillosa es haciendo deporte porque te pone en contacto con otras personas y eso te ayuda, porque la sociabilidad es muy importante".

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La también periodista y escritora dirige hoy la fundación "Irene Villa", dedicada a impulsar la integración laboral de personas con discapacidad mediante la formación y el deporte.

"Creo que la fe, la esperanza, el amor a la vida, el amor a uno mismo, son tus guías para no quedarte ahí en ese agujero en el que te han metido, sino que tienes que salir y florecer, y la única forma es teniendo esperanza y fe en lo que cada uno quiera creer. Yo creo en el ser humano, los valores, por supuesto en la fe, porque allí donde el ser humano no llega, llega tu fe", dijo.

Según explicó la atleta, el seminario organizado por el Vaticano ayudará a concienciar sobre la necesidad de cultivar los valores de vida que transmite el deporte: esfuerzo, disciplina, lucha, compromiso, y trabajo en equipo.

Villa era una apasionada del deporte antes de sufrir el atentado. Debido a su discapacidad tuvo que abandonar el baloncesto y el patinaje sobre hielo y familiarizarse con los deportes adaptados. Su determinación la llevaron a participar como atleta profesional clasificada en los Juegos Paralímpicos dentro de las disciplina de esquí alpino adaptado.

Dentro del mundo del deporte, Villa ganó varios oros compitiendo a nivel nacional, y en 2011 se convirtió en Campeona de la Copa España en la modalidad en silla. En marzo de 2013 se convirtió en Campeona de España de eslalon y subcampeona de España en Súper Gigante y eslalon gigante.

"Mis compañeras de esquí van todas en silla de ruedas... pero con el deporte te olvidas de las sillas, de las prótesis, de las muletas, y compites en igualdad de condiciones. Aprendes a esquiar (en monoskí) o a montar en bici sobre una handbike, y hacemos todo tipo de competiciones y carreras y es muy gratificante", dijo a ACI Prensa

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Después de muchas etapas de dura rehabilitación y de sufrir una seria infección tras una operación, esta mujer asegura que superarse muchas veces "es un acto de fe, decir 'por favor, me tengo que curar', y eso es lo que te salva".

Antes de regresar a España, la atleta visitó la Basílica de San Pedro junto a su esposos y sus dos hijos.

"Al Vaticano yo he venido desde que era niña, y después con mi marido vinimos embarazados del segundo bebé. Ahora que tiene tres semanas hemos tenido ocasión de regresar al Vaticano y agradecer que la vida al final te recompensa".

"Si no te rindes y no dejas de luchar la vida te da unos regalos maravillosos", concluyó.

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