Una fuente católica familiarizada con la situación de Sudán informó a la organización internacional Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN) que la ciudad de Juba (al sur del país) es una "bomba de tiempo que puede explotar en cualquier momento, con consecuencias para todo Sudán".
Según esta fuente citada por AIN, en Sudán podría desatarse una nueva guerra "más devastadora aún que la precedente". Asegura que cualquier pretexto podría desencadenar la catástrofe, precisando que ya en la última guerra el SPLA (Ejército de Liberación del Pueblo Sudanés) "era en todos los sentidos comparable con las tropas de Jartum". La misma fuente advierte de que sus soldados están acostumbrados a la "ley de la jungla" y que son capaces de volverse "muy violentos".
La fuente explica que Juba "nunca ha dejado de ser una ciudad sitiada. Hay soldados por doquier y en el ambiente flotan las sospechas. Según unos rumores que circulaban hace dos semanas, el presidente del sur de Sudán, Salva Kirr, había sido asesinado", información que fue desmentida luego por él mismo en una Misa dominical en la que pidió que "no se ocupara de estos rumores", pues podrían "conducir fácilmente a una guerra", y añadió que cualquiera que provoque este tipo de situación es un "enemigo de la paz".