El Patriarca Ecuménico Bartolomé I se sumó a las voces que condenan la violencia el Estado Islámico y exhortó a no permanecer indiferentes ante las persecuciones contra los cristianos y otras minorías religiosas, así como a proporcionar urgentemente la ayuda humanitaria que necesitan los miles de refugiados.
La calamidad y crueldad contra los miembros de una religión "no puede nunca ser defendida cobardemente y falsamente invocando otra religión", exclamó en una declaración del 13 de agosto. "Tales actos brutales son categóricamente inaceptables e injustificables tanto ante Dios como ante la humanidad", señaló.
En ese sentido, afirmó que "no vamos a permanecer indiferentes o en silencio ante tal persecución irracional, intolerancia cultural y la pérdida de vidas, especialmente cuando es causada por el odio religioso y la hostilidad racial". La violencia en Irak ocasionada por el Estado Islámico amenaza no solo a las minorías religiosas, sino a toda una civilización.