Tras el trasplante la persona mejoró su estabilidad, recuperó parcialmente los movimientos voluntarios de las extremidades inferiores y aumento la masa muscular en la pierna izquierda. También recuperó sensaciones viscerales y mejoró la autorregulación vascular de dicha pierna. Todo ello parece apoyar que se había producido una regeneración de las fibras nerviosas.
Según los autores, esta es la primera vez que se constata una mejoría clínica tras una lesión espinal después de ser tratada con células del bulbo olfativo del propio paciente.
Estudios similares fueron probados en animales demostrando que el propio individuo puede ser su propio donante de células y que no es necesario modificar genéticamente, ni de ninguna otra forma, la glía envolvente para obtener efectos positivos.
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